‘Quemaron perfumes para alejar a los diablos, y nos
dejaron solos’
Marguerite de Yourcenar
Unamujermira a unjabalímuerto.
Vicente-¿Qué
le pasó?
María lo mira, fijo, como si la hubiera
interrumpido en algo importante y profundo. Después de un rato, sin dejar de
mirar al animal, habla por fin.
María-Murió.
Los dos se quedan quietos, mirando al jabalí
muerto.
Vicente-¿Te
ayudo a enterrarlo?
María-No.
Vicente no dice nadie
María-No lo
voy a enterrar ahora.
Vicente-¿Lo
conocías?
María-Claro,
este era doméstico, estaba con nosotras. (mira
al jabalí un rato, como si intentara entablar un diálogo misterioso con el alma
del animal muerto) Ayer hizo un sonido que nunca había hecho en su vida,
casi humano, pensé que me había hablado, ¿qué dijiste? le pregunté, pero,
claro, no me dijo nada. Después se tiró a mis pies y miró al techo. Los
animales nunca miran para arriba.
Vicente-¿Al
cielo?
María-A
dios. A los pastos altos.
Vicente-¿Por
qué tiene sangre? ¿Cómo murió?
María-Quién
sabe. Alguna pelea nocturna para demostrar que tenía instinto (María lo mira a Vicente) No se te nota
qué edad tenés, no podría decirte qué edad tenés.
Vicente-Soy
joven.
María-¿Vos
por qué seguís acá?
Vicente-Hablé
con la otra mujer.
María-Mi
hermana.
Vicente-Ah.
Me dijo que me podía quedar hoy.
María-¿La
besaste?
Vicente-No.
María- ¿Y
mañana te vas?
Vicente-Me
voy a quedar unos días
María- No
tenemos plata
Vicente-No
necesito, sólo algo para comer.
María-¿Sos
de esos hombres que se sirven triple ración?
Vicente-¿Cómo?
María-Si
sos de repetir el plato, servirte de vuelta, picotear de la fuente, esas cosas.
Vicente-Puedo
no hacerlo.
María-No lo
hagas, entonces. ¿Y ropa? No trajiste nada, bolso, nada, ¿no tenés recuerdos,
libretas de viaje, cepillo de dientes, bufanda para el frío, par de medias
extra?
Vicente-Nada
María se lo queda mirando
María-¿Creés
en los demonios?
Vicente-No
María- Mirá
para allá (le señala un lugar adelante)
esa es la luz mala
Vicente-¿Qué
cosa?
María-Esa
luz refulgente ahí adelante, entre los pastos
Vicente-¿Y
qué es?
María-El
diablo
Vicente-
¿Qué hace?
María-Si lo
mirás mucho rato te captura, te hace de él
Vicente-Yo
lo miré bastante recién, ¿cuánto tiempo es mucho?
María-Según
la persona, según cuán propensa tenga el alma. No mirés más, por las dudas.
¿Vos sos buena persona?
Vicente-Sí
María-No se
ve tan claro. En el terreno de al lado vivía una familia, una mujer, su marido
y una hija adolescente. Un mes antes de que la chica cumpliera quince, el padre
la mató y después se mató él. La mujer, que quedó viva, sin hija ni marido, no
pudo explicar nunca por qué pasó eso. No tiene idea. Vivían los tres juntos y
ella nunca vio nada. Un día, se encontró a dos cadáveres, su marido y su hija,
y no supo qué decir, no tenia ni por dónde empezar a pensar. ¿Le creemos? ¿Pudo
ella no enterarse de nada de lo que pasaba en esa casa? ¿Le pueden haber
escondido un secreto tan grande? A ella no la mataron, al tipo no le importó,
la dejó viva, no se preocupó por lo que sería la vida de ella después de eso,
el escarnio y la desolación, ella ni siquiera era parte de ese triángulo de
muerte, la dejaron afuera, no existía en esa historia, daba igual. Si la amaba, la hubiera matado, la hubiera hecho
formar parte, la hubiera incluido. Su hija y su marido compartían algo de lo
que ella no estaba enterada, algo oscuro, algo de sangre. La mujer se había ido
de visita dos días a lo de su hermana que vivía a trescientos kilómetros y
estaba parturrienta y dolorida; cuando volvió, no tenía nada, sólo el horror y
la casa sucia y vacía. Dicen que en un estante del living, había tres libros,
La Biblia, un libro de Cocina Fácil de Invierno, guisos, pucheros y esas cosas,
y uno sobre tipos de flores silvestres que venía hace unos años en un suplemento
de jardinería, se lo había regalado él a ella cuando cumplieron diez años
juntos: ‘Me hacés sentir una felicidad perfecta’, decía en la primera hoja,
sobre un pastizal verde. Los que la conocían dicen que ella lo amaba, parece que tenían sexo con cierta regularidad, se saludaban con
un beso en la boca y cada tanto se decían cosas lindas, se emborrachaban cuando
hacían asados y bailaban cumbia, yo los vi; y un domingo por mes iban al cine y
después a comer pizza. Un día, tal vez el primero que el hombre queda a solas por
varias horas en la casa, va y mata a la hija, a la hija de ambos y después se
mata él, cortándose el cuello y dejando un reguero de sangre impresionante por
toda la habitación. Y a su esposa, no le hace nada, ni la toca, ni se mancha
con su sangre, ni le abre la carne para ver qué tiene adentro. ¿Por qué? Esta
mujer vive y no entiende lo que le pasó a su familia, no tiene ni una pista, es
como una mala novela en la que las cosas pasan sin razón, traídas de los pelos.
Ahora una masacre, ¿por qué? Porque sí, para que haya un poco de acción. No
sólo no entiende qué pasó esa tarde en la que el hombre asfixió a la chica y
después se cortó la yugular, sino antes, mucho antes, cuando ella no se
enteraba de nada y su marido y su hija estaban en algo que terminó en crimen.
Vicente-¿Te
gustan esas cosas?
María-Un
poco.
Vicente-¿Ese
día vos estabas acá?
María-No
quiero hablar de eso.
Vicente-Estuviste
hablando de eso sin parar
María-No de
eso, me hacía preguntas sobre eso.
Vicente-¿Él
parecía un buen hombre?
María-Sí,
no especialmente pero sí.
Vicente-¿Te
hubiera podido seducir?
María-No,
no era mi tipo.
Vicente-¿Era
muy qué?
María-Amable
(sonríe) pero ya ves que no, que me equivocaba. Igual él no me miraba, no era
uno de esos que miran, más bien reservado, más de espiar -como vos- que de
mirar a los ojos.
Vicente-¿Hablar
de cosas horribles te dan ganas de emborracharte?
María-Sí.
Vicente-Yo
tengo
Saca una petaca y toman.
Agustina Muñoz
Buenos aires, 1985.
Es actriz en teatro y cine, directora y dramaturga. Algunas de sus obras son "Las mujeres entre los hielos" (Camarín de las musas, 2007), "El calor del cuerpo" (Camarin de las musas, 2008 y 2009), "Toda esta gente. Una conferencia" participando del ciclo Performance. Revolución. Rojas, "Neón" (Camarin de las Musas, 2011). Sus últimos trabajos como actriz son "Si el destino viene a mí", de Mariana Oberzstern en El Extranjero Teatro. Y protagonizó la película "Viola" de Matías Piñeiro.
contacto: agustinacaterina@gmail.com
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Buenos aires, 1985.
Es actriz en teatro y cine, directora y dramaturga. Algunas de sus obras son "Las mujeres entre los hielos" (Camarín de las musas, 2007), "El calor del cuerpo" (Camarin de las musas, 2008 y 2009), "Toda esta gente. Una conferencia" participando del ciclo Performance. Revolución. Rojas, "Neón" (Camarin de las Musas, 2011). Sus últimos trabajos como actriz son "Si el destino viene a mí", de Mariana Oberzstern en El Extranjero Teatro. Y protagonizó la película "Viola" de Matías Piñeiro.
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