miércoles, 3 de julio de 2013

Monólogo de Horacio Nin Uría

ELLA: ¿Qué cantás? Tarareás algo, nada más. Creo que es un bolero. Quizás, no sé. Quizás sea el bolero “Quizás”. Soy experta en alterar letras y melodías. No me sé ninguna canción, lo confieso. Ninguna. Sólo algún estribillo. Me estoy perdiendo de algo bueno, lo sé. Pero lo complemento. Llamé para pedir un desayuno “continental”, aunque no sea tan bueno como el del Hotel Embajador ¿Por qué vinimos al Internacional? No entiendo, siempre vamos al Embajador. ¿Notaste lo feos que son los nombres de los hoteles? ¿Quién elige esas palabras? Son hostiles y pretenciosas. No le dan muchas ganas a una de quedarse. Tampoco me quería quedar en el Embajador, es cierto. Pero al menos estaba sólo a quince minutos de casa. Ahora me tengo que cruzar casi toda la ciudad. Claro que vos tenés que viajar bastante más que eso, ya lo sé. Pero la próxima vez que vengas podríamos ir a mi casa y listo. Sí, la próxima vez vamos a hacer eso. Tengo algunas toallas con monogramas de hoteles bordados, por si querés. Las toallas y las alfombras eso es lo que más extrañaría de los hoteles. Me gusta el olor a nuevo. Ya sé que a vos te parece un poco falso, que decís que las alfombras huelen a producto de limpieza porque los aplican cada media hora, que es una simulación, un disfraz, yo sé. Pero lo nuevo es eterno y la ilusión es infinita. Está bien, no es nuevo nuevo. Como yo tampoco lo soy, como vos tampoco. Pero no es bueno meterse con esas cosas. ¿Y el desayuno? ¿Te gusta? Conseguís estas frutas tropicales en el supermercado? No sabés qué elegir. Un café con leche, un croissant, un mango, una papaya y un poco de huevo revuelto. “Continental”. ¿Qué es un continente? ¿Acaso no es algo grande? Grande como una cadena de hoteles de esas que tienen una sucursal en cada capital o ciudad importante, pero una las puede reconocer por el olor a los productos de limpieza que usan. Grande como un desayuno con todo lo que se te antoje. Hacer lo que se te antoje. Hacer el amor un par de veces, quizás tres, hasta en algún momento quedarnos dormidos. Soñar, babear la almohada. Despertarnos, abrazarnos, olernos. Nosotros y nuestros olores. De perros fieles a simios eufóricos en segundos. Tener sexo una vez más. Una vez más nosotros y nuestros olores. Recién después te vas a la ducha. Tarareas alguna canción, alguna que te aturda un poco la cabeza. Yo, hablo por teléfono, pido que nos traigan el desayuno “continental”. La bandejita llega enseguida. Te esperamos en la cama, yo y la bandeja. Te envolvés en un par de toallas que tienen bordado el monograma del hotel (te envolvés con una, la otra es para abrazar y para secarte la cara). ¿La presión es buena? Entiendo. Mejor desayunamos. Hay de todo pero te servis café, café y una tostada. Ni siquiera la terminas. ¿Dormiste bien? Entiendo, no tenés necesidad de hacerme parte de lo que se te cruza por la cabeza. Todavía no terminaste tu tostada. Te llamaron de la aerolínea, nada que no supieras. El procedimiento. Cómo funcionan las cosas. ¿Cuál es el procedimiento? Nunca supe de ningún procedimiento. Hasta que el piloto no reciba el permiso, mantendrá al avión dando vueltas alrededor de un punto de espera. No antes de que le avisen, activa la reversa de los motores y los frenos aéreos para bajar la velocidad y empezar a dibujar una espiral descendente en el aire. Es momento de aterrizar. El despegue y el aterrizaje son los momentos más riesgosos. Eso dicen, pero yo no sé. No me gusta el tono, no me gusta hablar de tu trabajo, no me gustan los aviones. No antes de que avisen, recién ahí se puede aterrizar. Así es la profesión. La vista ya no es la misma, las reacciones no son las mismas. Ya no vas a volver a volar. Ya sé, tu mujer al otro lado de la cordillera. Quizás podrías irte al campo, con ella, así podrías ver el cielo, y los aviones que pasan y dibujan estelas. Es un consejo. ¿Un poco de huevo revuelto? Te pregunto si querés un poco de huevo revuelto. Entiendo, preferís volar liviano. Entiendo, yo entiendo.

Horacio Nin Uría es actor, autor, director y docente. Es egresado de Dramaturgia de la EMAD. Además se formó como actor con Tolcachir, Bartis, Angelelli y Garrote, entre otros. También cursó la carrera Licenciatura en Dirección Escénica en el IUNA y el INT le otorgó una beca de perfeccionamiento para estudiar Puesta en Escena con Rubén Szchumacher. “Llanto de Sauce” es su segunda obra, luego de haber estrenado "Aqueles que não são mais", obra preseleccionada para los premios Argentores 2010.

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